El cajón de los recuerdos


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Últimamente mi vida ha tenido ciertos cambios, cambios que iniciaron desde antes de que acabara el año pasado...


En esa época, donde por fin me sentía completamente a gusto conmigo conocí a alguien y a pesar de negarme a conocerlo y a todo lo que pasaría, sucedió. El gusto duró muy poco y pasó muy rápido; esta persona se tuvo que ir... La verdad no vengo a hablarles de esa historia que aún no me siento capaz de contar y tampoco de mucha cosas sobre eso porque aún no lo sé, muchas cosas que preferí no entender o no querer explicarme; además que dejar pedazos de mí con respecto a eso ya me cansó y tal vez a algunos de mis followers de Twitter también. *suspiro*


Cuando todo terminó y decidí después de una semanas que esto ya no era sano y que debía continuar, así lo hice. Decidí guardar todo en el cajón de mis recuerdos, lo puse bajo llave y decidí no abrirlo, esa era una etiqueta que le puse "No abrir hasta que sanes del todo". La llave fue guardada (aunque suene muy cursi) en mi corazón, ese corazón que tuve que pegar con toda clase de pegamentos habidos y por haber, un corazón que también guardé como anteriormente estaba.


En días recientes, he continuado mi vida y me la he pasado muy bien, no lo puedo negar, se supone que los pedacitos han sido pegados, sólo que aún aparece de la nada, aparece con palabras que no debería y hoy me dijo algo que abrió esa caja...


Por una parte no quiero quitarle todo acceso a mí, pero por otra parte eso debería ser lo correcto, ya puedo saber de él sin frikearme, puedo sentirme más tranquila, pero sus palabras aún mueven mi mundo y abren esa cajita de recuerdos.


Hoy me puse a leer a través de Tw cómo pasó esa historia, cómo empezó y desde cuándo fue... Abrí mi cajón de los recuerdos y me dispongo a cerrarlo de nuevo...

Sueños...


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Esta madrugada fue diferente a las demás, me desperté sumamente agitada porque tuve un sueño que me dejó una sensación de opresión en mi pecho...

Realmente, no recuerdo el sueño del todo, sólo pocas escenas, no recuerdo la razón de mi agitamiento, sé que con otras personas teníamos que hacer algo, sé que sucedía algo que le afectaba a mi familia, creo que habían niños en el sueño...

Nos trasladamos 2 personas y yo creo que en avión o autobús, lo robábamos para ir, teníamos que resolver eso.

Apareció él, estuvo un poco; pero se iba, se perdía en mi sueño...

Sentí que ya no le importaba, sentí profunda tristeza por haber sido indiferente ante esto, fue una sensación de opresión en mi pecho la que me despertó.

Entonces, mis ojos se abrieron en plena oscuridad, mi recámara no podía tener sombras ante tal ausencia de luz en esta madrugada; mi mente tenía una idea martillándola. Ya no le importo... ¿No se supone que a mí ya no me importa?

Volví a conciliar el sueño, y al despertar con el lejano sonido del despertador... Esa idea continuaba ahí, me espantó saberlo presente en mi sueño, me aterroriza de vdd pensar que esto pudo ser peor de lo que debía...

¿Mi recuperación ha retrocedido? ¿No se supone que ya no pasaría algo así?

Yo no sueño a la gente que está en mi vida...

Me desperté agitada no por el sueño, sino por la opresión, aún sigue en mi mente aunque haya sido bloqueado en ella...

Una Penélope más


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El fondo musical de mis pensamientos hoy tiene a Serrat hablando de Penélope, aún recuerdo la primera vez que le puse atención a esa canción, una tarde en la que estaba con mi mamá hablando y escuchando música.

Esa tarde, presté mucha atención a la letra mientras la leía, y como es mi mala costumbre, la comprendí, la adapté a mis ideas y la interpreté... Pensé mucho, una sola canción me hizo analizar mucho sobre la vida y sobre todo en las cuestiones del corazón.

"Adiós amor mío
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí
volveré a por ti..."

La interpretación que le di a esta canción se basa en una mujer que conoció a alguien, su caminante, el cual tuvo que partir y  como es de esperarse, ella decidió sentarse hasta que él regresara. Lo idealizó al punto de que a la llegada de su caminante, ella no lo reconoce, niega que sea él.


...no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.

Durante esos días, sólo podía tener en mente lo que se sentirá ser una Penélope, tomar tu bolso de piel marrón y esperar a tu caminante, alimentar tu ilusión día con día, soñar con ese apasionado encuentro, ese ser tan perfecto...

Esperar...

Soñar...

¿Será que yo no creo en cuentos de hadas? Acepto que como toda mujer, de niña soñaba con príncipes, espero encontrar a un ser ideal conforme lo que he creído es ideal para mí. Pero ¿esperar? ¿confiar en una promesa? ¿Tener esperanza durante años? No lo creo.

No me gustaría que mi segundo nombre sea Penélope...

Sinceramente, al comprender esto me preocupé; tal vez hasta me aterré. Darme cuenta mis esperas con mi bolso color marrón lleno de maquillaje parar ocultar esos desvelos, para retocarme el rostro y así esconder las lágrimas por las horas de espera y las hojas marchitas por aquellos trenes que llegan sin él.

Ser mujer de esperanzas e ilusiones que en lugar de ir en búsqueda de su caminante, decide usar su vestido de domingo y cada día esperar, mientras la gente de la estación son muñecos para ella. ¿Pega verdad?

Recapitulo mi corta vida, desde aquella época en que tenía 10 años, veo las decisiones que he tomado acerca del sentido que le quiero dar a ella, los motivos que me mantienen con ánimo de levantarme de la cama, claro que con el tiempo y las historias que he vivido han ido madurando estos motivos, pero siempre guardando esa esencia. La esencia de encontrar a mi caminante para compartir una vida que he ido construyendo paso a paso. 

¿Esperar? Sinceramente, no espero de una persona, no tengo esa paciencia para sufrir demasiado de amor, soy una dramática y de repente me disfrazo de esa Penélope, lloro, escribo, lo pienso, pero un día me despierto y me levanto, no puedo mantener una espera de ese tipo, nunca lo he considerado sano.

Mi espera consiste en soñar con ese ser perfecto que aún no conozco, aquí es donde me aterro porque idealizo igual que ella, me pregunto ¿si llega y no lo reconozco?

Nadie sabe lo que nos depara el destino, el futuro, Dios o como desees llamarle;
hasta cierto punto, la incertidumbre del mañana le da saborcito a esta vida...

Esa tarde, después de todo un rollo existencial (peor que el expuesto aquí), tomé una decisión: tal vez no pueda dejar de ser una Penélope (todos lo somos a nuestra manera), pero no seré como la que está con su bolso; tomaré mi maleta, subiré al tren y dejaré que ese camino me lleve a mi caminante; a que yo sea la caminante de alguien, de mi ser ideal; no sé cómo sea, no tengo idea si ya esté cerca o muy lejos, si tal vez nunca aparezca o hasta esté leyendo mis posts... no lo sé, sólo tengo cierta certeza en mi hoy, pero no pienso cerrarme a esos sueños donde se idealiza en exceso y se pierde la belleza del camino que nos lleva a nuestro destino...

¿Y tú qué Penélope eres? ¿Te subirás al tren?